Qué es la diplomacia en los negocios
22 marzo 2022
En el sentido generalmente aceptado, la diplomacia se considera un rasgo ético de la personalidad que permite a una persona resolver cuestiones difíciles o problemáticas con la ayuda de argumentos convincentes y demostrando respeto por la posición del interlocutor.
En los negocios, esta es una cualidad muy útil. Todos nosotros mantenemos conversaciones y negociaciones con un gran número de personas. Cada uno de nosotros está interesado en iniciar y mantener contactos con otras personas de forma productiva. Se cree que cuanto más grande y diverso es el círculo social de una persona, más se desarrollan sus habilidades para el pensamiento analítico y crítico.
Con frecuencia se considera que las personas impulsivas, aunque eligen mal las palabras, dicen la verdad y lo que realmente piensan. Por lo tanto, se puede confiar en ellos. Esto no es totalmente así.
• Una persona impulsiva tiende a cambiar de posición y se apresura a expresarla. Las palabras de verdad, que dijo ayer con tanta sinceridad, hoy quiere tomarlas de vuelta y comienza a acusar a todos los que lo rodean de que no lo comprendieron correctamente.
• Las posibilidades de cualquier idioma, inclusive el ruso, brindan a cada persona una gran variedad de posibilidades de decir lo mismo de diferentes formas y para diversos auditorios. Es probable que una persona impulsiva no tenga dominio de este conjunto de herramientas.
• A una persona impulsiva parece no preocuparse por el tipo de reacción que pueden provocar sus palabras. Esto es una mentira o una artimaña de su parte. Si una persona no está hablando consigo mismo, sus palabras provocarán una reacción y una respuesta. Si éstas son negativas, quiere decir que la persona esperaba causar esta reacción negativa o su interlocutor le es indiferente.
Es decir, no hay tantas razones para confiar en una posición expresada impulsivamente.
Una posición expresada diplomáticamente, por el contrario, permite convertir incluso una situación compleja en un motivo para ser debatido. Ser diplomático significa calcular la reacción del interlocutor y estar un paso adelante en las negociaciones. Esto puede ser un arte, puede ser una habilidad aprendida o una capacidad innata. En cualquier caso, dominar las reglas básicas está al alcance de cada ser humano.
Si consideramos la diplomacia en los negocios de manera exagerada, entonces todas las reglas se pueden reducir a una, aplicarla y, con el tiempo, aprender a llevar a cabo conversaciones y negociaciones de manera más efectiva. Aquí está la regla: sus palabras deben contener más palabras gratas. Dependiendo del contexto, separe las palabras y los temas en dos categorías: atractivos (atrayentes) / repulsivos (repelentes, palabras vacías). Usted puede hablar de cualquier cosa, pero asegúrese de que los temas y palabras agradables al interlocutor sean más en relación a las que actualmente le resultan desagradables de escuchar.
Es más fácil transmitir una idea y llegar a un acuerdo, si eliges palabras agradables y una formulación correcta. Y si no existe una necesidad directa, no tocar temas desagradables.
Para que su charla con una persona o las negociaciones con un grupo de personas sea exitosa, debe tratar que en sus palabras y en cada frase prevalezcan las palabras atrayentes (atractivas, agradables) y los temas que se pueden atribuir a esta categoría, por sobre las palabras repelentes (repulsivas, desagradables). De ser posible, los repelentes deben eliminarse por completo o llevarlos al mínimo. Si uno mismo se plantea este tipo de restricción, con el tiempo se convertirá en un hábito y su discurso será más correcto, automáticamente sabrá elegir las palabras adecuadas.
Y luego cualquier persona, incluso si usted no coincide con ella en cuanto a opiniones y posiciones clave, tendrá la impresión de que puede hacer tratos con usted. Tendrá predisposición hacia usted y será atraído por usted.
Como vemos, el secreto de la diplomacia en los negocios es sencillo. El arte de la diplomacia comienza por el autocontrol y el respeto hacia el interlocutor.
¡Deseamos que siempre sea exitoso y eficiente en cualquier negociación!
En los negocios, esta es una cualidad muy útil. Todos nosotros mantenemos conversaciones y negociaciones con un gran número de personas. Cada uno de nosotros está interesado en iniciar y mantener contactos con otras personas de forma productiva. Se cree que cuanto más grande y diverso es el círculo social de una persona, más se desarrollan sus habilidades para el pensamiento analítico y crítico.
Con frecuencia se considera que las personas impulsivas, aunque eligen mal las palabras, dicen la verdad y lo que realmente piensan. Por lo tanto, se puede confiar en ellos. Esto no es totalmente así.
• Una persona impulsiva tiende a cambiar de posición y se apresura a expresarla. Las palabras de verdad, que dijo ayer con tanta sinceridad, hoy quiere tomarlas de vuelta y comienza a acusar a todos los que lo rodean de que no lo comprendieron correctamente.
• Las posibilidades de cualquier idioma, inclusive el ruso, brindan a cada persona una gran variedad de posibilidades de decir lo mismo de diferentes formas y para diversos auditorios. Es probable que una persona impulsiva no tenga dominio de este conjunto de herramientas.
• A una persona impulsiva parece no preocuparse por el tipo de reacción que pueden provocar sus palabras. Esto es una mentira o una artimaña de su parte. Si una persona no está hablando consigo mismo, sus palabras provocarán una reacción y una respuesta. Si éstas son negativas, quiere decir que la persona esperaba causar esta reacción negativa o su interlocutor le es indiferente.
Es decir, no hay tantas razones para confiar en una posición expresada impulsivamente.
Una posición expresada diplomáticamente, por el contrario, permite convertir incluso una situación compleja en un motivo para ser debatido. Ser diplomático significa calcular la reacción del interlocutor y estar un paso adelante en las negociaciones. Esto puede ser un arte, puede ser una habilidad aprendida o una capacidad innata. En cualquier caso, dominar las reglas básicas está al alcance de cada ser humano.
Si consideramos la diplomacia en los negocios de manera exagerada, entonces todas las reglas se pueden reducir a una, aplicarla y, con el tiempo, aprender a llevar a cabo conversaciones y negociaciones de manera más efectiva. Aquí está la regla: sus palabras deben contener más palabras gratas. Dependiendo del contexto, separe las palabras y los temas en dos categorías: atractivos (atrayentes) / repulsivos (repelentes, palabras vacías). Usted puede hablar de cualquier cosa, pero asegúrese de que los temas y palabras agradables al interlocutor sean más en relación a las que actualmente le resultan desagradables de escuchar.
Es más fácil transmitir una idea y llegar a un acuerdo, si eliges palabras agradables y una formulación correcta. Y si no existe una necesidad directa, no tocar temas desagradables.
Para que su charla con una persona o las negociaciones con un grupo de personas sea exitosa, debe tratar que en sus palabras y en cada frase prevalezcan las palabras atrayentes (atractivas, agradables) y los temas que se pueden atribuir a esta categoría, por sobre las palabras repelentes (repulsivas, desagradables). De ser posible, los repelentes deben eliminarse por completo o llevarlos al mínimo. Si uno mismo se plantea este tipo de restricción, con el tiempo se convertirá en un hábito y su discurso será más correcto, automáticamente sabrá elegir las palabras adecuadas.
Y luego cualquier persona, incluso si usted no coincide con ella en cuanto a opiniones y posiciones clave, tendrá la impresión de que puede hacer tratos con usted. Tendrá predisposición hacia usted y será atraído por usted.
Como vemos, el secreto de la diplomacia en los negocios es sencillo. El arte de la diplomacia comienza por el autocontrol y el respeto hacia el interlocutor.
¡Deseamos que siempre sea exitoso y eficiente en cualquier negociación!