La "burbuja" financiera medieval o la historia sobre los tulipanes holandeses
Todos los años el mundo queda admirado al ver florecer los tulipanes en los famosos parquees de los Países Bajos, y Keukenhof recibe decenas de miles de turistas, que llegan a admirar las variedades de esta delicada flor. Pero pocos saben que hace 400 años los tulipanes (o la codicia) ¡causaron la ruina de gran cantidad de gente!
Todo comenzÓ así: a mediados del siglo XVI, el embajador austríaco Ogier Ghislain de Busbecq trajo de Constantinopla a Viena varios bulbos de una flor desconocida , y el botánico francés Charles de L'Écluse los plantÓ en el jardín real del emperador Fernando I, protegiéndolos con mucho cuidado. Años más tarde, el francés se mudÓ a trabajar al jardín botánico de la Universidad de Leiden y llevÓ consigo los maravillosos bulbos. En la primavera del año 1594 en los Países Bajos floreciÓ el primer tulipán.
A principios del siglo XVII, en el país se dedicaban al cultivo de tulipanes no solo los botánicos formados bajo la tutela de Charles de L'Écluse, sino que también los simples jardineros. Se hizo popular la selecciÓn de nuevas variedades: en el mercado eran muy valorados los tulipanes abigarrados, que cambiaban de color debido a un virus. Las flores de tonos inusuales eran mucho más caras que el resto. Los más famosos eran los tulipanes rojos y blancos de la variedad "Agosto por siempre", criados en Francia.
En el año 1623 por 10 bulbos de esta variedad a su Único propietario en los Países Bajos le ofrecían 20.000 florines, en 1624 - 3.000 por uno, pero él no estaba dispuesto a venderlos. Se conoce, ciertamente, que un bulbo adulto de un tulipán rojo-blanco fue vendido junto con dos hijas por 1000 florines. En aquéllas épocas por este dinero se podían comprar 856 g de oro, 10 kg de plata, mientras que un artesano calificado ganaba alrededor de 300 florines al año.
Los signos de la tulipomanía, segÚn el cronista Theodor Velius, comenzaron a revelarse en 1633 en Frislandia occidental: en el verano de ese año, los precios por los tulipanes aumentaron bruscamente, provocando grandes revuelos. Las escrituras registran que un habitante de la ciudad de Hoorn cambiÓ su casa de piedra por 3 bulbos, y un campesino local entregÓ su granja a cambio de los bulbos. El precio de cada transacciÓn no era menor a los 500 florines, lo que significa que los bulbos de tulipán se transformaron en una verdadera moneda.
Los seleccionadores, que en 1634 lanzaron al mercado una gran cantidad de variedades nuevas, agregaron leña al fuego: los precios de los bulbos anteriormente populares cayeron, reduciendo así el umbral de ingreso al mercado para los nuevos "comerciantes", llevando a crecer aÚn más la tulipomanía.
En los años 1634-1635, los holandeses introdujeron los contratos a futuro, comenzando en otoño a vender los bulbos que ya estaban plantados en el suelo, bajo la obligaciÓn de desenterrarlos el prÓximo verano. Al mismo tiempo, en el mercado se firmaban contratos para la reventa mÚltiple de los bulbos: "los comerciantes vendían los bulbos que no eran suyos, a compradores que no tenían ni dinero ni ganas de cultivar tulipanes". En diciembre de 1634 los bulbos comenzaron a venderse no por unidad, sino por peso.
La apertura de los remates "populares" en verano del 1636 aumentÓ la cantidad de especuladores de bulbos: en las ciudades holandesas, se abrieron "colegios": por analogía con la Bolsa de Amsterdam, donde, en su gran mayoría gente pobre, ofrecía las variedades más baratas de tulipanes.
Aquí se efectuaba una verdadera venta de humo: nadie corroboraba ni la solvencia de los compradores, ni que los vendedores tuvieran bulbos, y los precios subían y bajaban bruscamente como resultado del juego especulativo.
El pico de la tulipomanía se dio en el período entre noviembre de 1636 y febrero de 1637: primero, los precios de los bulbos cayeron 7 veces, ante la noticia de la pérdida del mercado de ventas en Wittstock, y luego, para la Navidad sus precios subieron 18 veces en relaciÓn con el mes de noviembre. El mismo bulbo era revendido decenas de veces al día, cada vez con una ganancia para el vendedor. Como resultado, los contratos de compraventa de bulbos sin garantías, comenzaron a venderse 20 veces más caros que el valor real de los bulbos, que aÚn estaban bajo tierra.
ComenzÓ a rumorearse que la inflada "burbuja de los tulipanes" estaba a punto de explotar. Fue lo que sucediÓ. En febrero de 1637, los precios de los tulipanes cayeron 20 veces. Los compradores comenzaron a rechazar masivamente los contratos celebrados con anterioridad. La mayoría de los contratos fueron declarados nulos, y quienes hipotecaron sus bienes con la esperanza de un lucro rápido, lo perdieron todo.
Parecería, que la historia no nos enseña nada☺. ¿A qué situaciÓn en el mundo de las finanzas contemporáneas les recordÓ esta fiebre del tulipán?